INTRODUCCIÓN



El valor esencial y fundamental de la biodiversidad reside en que es el resultado de un proceso natural de millones de años, por lo que se hace irremplazable. El hombre y su cultura, como producto y parte de esta diversidad, debe velar por protegerla y respetarla.

Además la biodiversidad es garante de bienestar y equilibrio en la biosfera. Los elementos diversos que componen la biodiversidad conforman verdaderas unidades funcionales, que aportan y aseguran muchos de los “servicios” básicos para nuestra supervivencia.

Desde nuestra condición humana, la diversidad también representa un capital natural. El uso y beneficio de la biodiversidad ha contribuido de muchas maneras al desarrollo de la cultura humana, y representa una fuente potencial para sobrevenir a necesidades futuras.

Paradójicamente la biodiversidad está siendo continuamente atacada por la acción humana, que es la responsable de la introducción intencionada o no, de especies en hábitats que no son los naturales de la especie. En muchas ocasiones las especies introducidas no pueden establecerse y reproducirse en el nuevo medio, ya que no están preparadas para sobrevivir a las nuevas condiciones ecológicas. Sin embargo, hay ciertas especies de plantas que son muy resistentes y adaptables a un gran abanico de ecosistemas, por lo que logran establecerse y reproducirse eficientemente, incluso compitiendo y desplazando a las especies autóctonas. Cuando esto ocurre, a estas especies las llamamos especies invasoras. En esta UD nos centraremos en las especies invasoras vegetales en Canarias.



La mejora de los medios de comunicación y transporte han facilitado también la introducción de las especies invasoras. Sin embargo, con conocimientos y un poco de interés, todos podemos contribuir a frenar este proceso. En Canarias, muchas de las especies invasoras viven entre nosotros, y no somos consientes de ello, algunos ejemplos son la caña común (Arundo donax), la trebolina amarilla (Oxalis pes-caprae), el rabogato (Pennisetum cetaseum), la tunera común (Opuntia máxima Mill), o el eucalipto blanco (Eucaliptus globulus).